Negociar es cosa de mujeres, aunque requiere aprendizaje

Todo el mundo necesita aprender a negociar, y las mujeres al incorporarse al mundo empresarial  (la jungla de ahí fuera)  aún más.

¿Que es negociar? Negociar es lo que tenemos que hacer cuando no nos es posible obtener lo que deseamos simplemente con pedírselo simplemente.Todas nosotras tenemos que hacer true­ques, pactar y forjar compromisos todos los días, por teléfono o por correo electrónico, en reuniones de trabajo y en el bar, en reuniones familiares y alrededor de la mesa del comedor, en la sala de exposiciones y en nuestro matrimonio.

Nadie nace con la negociación bajo el brazo o el aprendizaje del regateo, ni siquiera los hombres tal y como se ha creído siempre. En realidad forma parte de un aprendizaje y por supuesto perderle el miedo a la negociación como primer paso, porque los buenos negociadores/as se hacen así mismos/as ya que la negociación eficaz depende de la práctica y del estudio.

Lo que ocurre es que las mujeres confundimos pedir lo que queremos con conflictos, o dicho de otro modo cuando llevamos a la mesa de negociación la personalidad de «buenas chicas» y regalamos nuestra dulzura y generosidad, confundimos la seguridad y la firmeza con la agresividad y la hostilidad de ahí que lo primero que hay que trabajar es la asertividad.

Existe un temor femenino a exigir por miedo a lo que pensarán los demás, creyendo además que esto puede poner en peligro la oferta si insiste demasiado y un mecanismo invisible interior dicta «no fuerces demasiado la situación»…

El resultado es evidente, ganamos menos dinero, controlamos menos recursos y ademas pagamos más por lo que deberíamos por las necesidades caras de la vida.

Diversos estudios científicos señalan que las mujeres igualan a los hombres en capacidad verbal, capacidad matemática, capacidad espacial, razonamiento ético y dotes de liderazgo, todos ellos atributos necesarios para triunfar negociando. Entonces, ¿por qué tantas mujeres flaquean una vez sentadas a la mesa de negociaciones?

Según la autora .. escritora del libro «Negociar es cosa de mujeres» un posible culpable es el condicionamiento social, por regla general, a las mujeres se nos recompen­sa por nuestras habilidades sociales y es que desde pequeñas nos enseñan a compartir y no a competir y se nos condiciona para proveer, por eso es comprensible que nos sintamos incomodas negociando.

Las consecuencias negativas de este rol aprendido es que para encubrir nuestro deseo de evitar la negociación y man­tener la paz a cualquier precio, terminamos quitando importan­cia a nuestras capacidades.

Hay una cosa que está clara: todas las investigaciones mues­tran que no es necesario ser un hombre, ni una persona desa­gradable, para tener éxito negociando por eso ya es hora de poner a funcionar las neuronas  femeninas y librarse de esa visión de la mesa de negociaciones como un lugar inhóspi­to, un enorme tablero rectangular dotado de esquinas puntia­gudas y una superficie ancha y dura que mantiene alejadas a las dos partes.

Y es que las mujeres en ocasiones pasamos de puntillas  cuando se tratan los asuntos difíciles por todo ello ha llegado el momento de la verdad…todo lo que nos queda es ponernos a aprender …a negociar….

Razones positivas para ponerte en marcha:

1.-Negociar puede ser una experiencia intelectualmente estimulante, creativa e incluso vigorizante

2.-Pones en marcha un conjunto de técnicas , capacidades y talentos que tienes dentro de ti

3.-Una vez que te familiarizadas con las negociaciones verás cada situación de negociación como otra oportunidad para mejorar tus habilidades personales

4.-Perfeccionarás tu razonamiento como nunca habías imaginado..

5.-Averiguarás cuales son las estrategias básicas de negociación que resultas adecuadas para ti.. tu forma (your way)

6.-Tu autoestima recibirá un gran impulso cuando negocies y consigas tus propósitos

7.-En las negociaciones importantes de tu vida, disfrutarás de unas cuantas sesiones creativas de resolución de problemas que te ayudarán a descubrir soluciones inesperadas

¿Aun necesitas más razones para negociar?

Extraído del libro Negociar es cosa de Mujeres de Leslie Whitaker y Elizabeth Austin