Más allá de la resiliencia…está la longanimidad

Autora: Silvia Velasco Navarro. Diciembre 2020.

El año se acaba y se lleva por delante todas nuestras expectativas y proyectos, viajes no realizados, ideas no puestas en marcha, ilusiones que se han quedado en el camino, o exámenes que no llegaron a realizarse por unas cuestiones de sobra conocida que vino a visitarnos y no desea marcharse…la pandemia del covid-19.

Y cada día al levantarte te esfuerzas en recordar cuáles eran tus planes para el 2020, aunque en realidad, ha quedado en agua de borrajas, igual ya no piensas del mismo modo que a primeros de año, quizás tus prioridades han cambiado, tus amistades se han marchado ya no son lo que eran..

Tu calendario de estudio lo has variado un montón de veces, tu resistencia al cambio te exaspera, tu esperanza puesta en una nueva convocatoria que puede ser la tuya y que mientras otr@s miraban a otro lado, tu perseveraste, insististe en seguir labrandote tu futuro, día tras día, con todas las dificultades de la pandemia, desmotivación y desánimo, y sin embargo aparece en tu vida esas compañeras de viaje, magníficas, que no esperabas, que no compiten, que te ofrecen su mano al paso de unos estudios que se hacen eternos… y agradeces seguir ahí y estar al lado de ellas o de esa academia o preparador@ que nunca dejó de apoyarte en los malos momentos…

Y ahora damos un pasito más, llegamos a la resiliencia, los japoneses le llaman KINTSUGI o el arte de sublimar las heridas y que como forma de arteterapia, te recuerda tus cicatrices , para que sean visibles y son la prueba fehaciente de que has superado las dificultades. Quizás decidiste cambiar tu manera de pensar, vestir, sentir o priorizar, y aun así debes guardar aquello que modificaste como recuerdo perenne de lo que fuiste, pues la energía del Kintsugi puede sostenerte y acompañarte durante ese proceso de curación o transformación. Ese será el comienzo de un nuevo ciclo. Contaremos a continuación pues la leyenda del jarrón roto:

«La leyenda cuenta que Sen no Rikyu (1522-1591), un famoso maestro de la ceremonia del té del emperador japonés, fué invitado a una cena y que su anfitrión, para agasajarlo, lo obsequió con un exquisito jarron chino que era muy antiguo. Sin embargo, Rikyu ni siquiera le prestó atención; se limitó a comentar el paisaje y a admirar la rama de un arbol que se mecía suavemente con el viento. En cuanto se marchó, su anfitrión, ciego de ira, hizo añicos el jarrón. Sus amigos, que eran más clarividentes, recogieron todos los pedazos y lo repararon siguiendo el arte del kintsugi. En su siguiente visita, Sen no Rikyu se fijó en seguida en el jarrón, iluminado por sus cicatrices doradas y se exclamó: «Ahora es magnífico!»

Alex Rovira incluso ahonda más en la perfección de su retórica filosofica y ha encontrado un lugar más allá de la resiliencia, se denomina longanimidad, en su diccionario de creadores de buena suerte, es una virtud, sinonimo de magnanimidad, quiere decir la perserverancia y la constancia de animo en situaciones de adversidad, es la resiliencia sostenida en el tiempo, es fuerza de animo para superar la adversidad. Para tener esa fuerza interior hay que practicar belignidad, clemencia y generosidad, voluntar de amar, compartir y grandes dosis de empatía. Deberíamos rescatar y saber declinar y poder decir que longánim@ eres… es un ultravalor en palabras de Alex Rovira. NO olvides despertar tu longanimidad durante lo que queda de esta pandemia y tras ella…

En mi resumen del año yo me quedo con unas palabras mágicas , inspiradoras que no son sólo mías sino de aquellas personas especiales que han compartido este año 2020 y las dejo para su goce:

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